Ha sido bautizada con el técnico y soso nombre de SMM J2135-0102 y es el reciente descubrimiento “por casualidad” de un equipo de astrónomos del Observatorio Europeo Austral (ESO) con el telescopio APEX (Atacama Pathfinder Experiment) situado en el norte de Chile. Los astrónomos observaban y estudiaban un grupo de galaxias cuando se encontraron por casualidad con este bellísimo objeto no catalogado.
"Quedamos asombrados al descubrir un objeto sorprendentemente brillante que no estaba en la posición esperada. Pronto nos dimos cuenta de que era una galaxia desconocida y más lejana que estaba siendo ampliada por el cúmulo de galaxias más cercano", explicó Carlos De Breuck, investigador del ESO.
La nueva galaxia es muy brillante debido al masivo cúmulo de constelaciones que se encuentran delante de ella, que a su vez curva la luz de la galaxia más lejana y actúa como una lente gravitatoria, ampliándola e iluminándola. El cruce fortuito entre el cúmulo de galaxias y la nueva galaxia desconocida en el momento en que el equipo de astrónomos realizó la observación posibilitó el descubrimiento.
La luz de esta bella y extraña galaxia tarda la friolera de 10.000 millones de años en llegar hasta nosotros, así que las imágenes que obtenemos de ella actualmente es en realidad cómo era hace 10.000 millones de años. Es como mirar a través de una máquina del tiempo, y es el precio que tenemos que pagar ante la inmensidad del Universo.